Facebook Post: 2014-01-30T02:17:23
Se había puesto traje y corbata, se había peinado hacia atrás, con gomina, y llevaba en las manos un folleto de colores con un tema extraño que había cogido a la entrada de la convención. Esperaba que todo hiciera su función mimética entre aquel gentío que devoraba los canapés. Pero era consciente de que el traje le quedaba grande y de que no sabía nada de procesos de lixivación metalúrgica. Tal vez por eso miraba de un lado a otro, con ojos que oscilaban entre el miedo y la precaución. Y cuando una cerveza se le escurrió de las manos y terminó salpicando varias piernas, empezó a sudar y a babear, y la corbata le apretó el gaznate como la soga al condenado; y sintió un rabo invisible entre las nalgas, como si de repente se hubiera transformado en aquel perro con disfraz de león que se pasea todos los años en los carnavales de Santa Cruz.