El Retratista

Facebook Post: 2013-10-19T09:05:42

El pintor sevillano Diego Velázquez tenía una perrilla. Nadie sabe cómo se llamaba, no quedan registros. Lo que sí sabemos es que Velázquez le tenía especial cariño.
Podemos imaginar al pintor llegando a palacio con su mascota, que terminaría recibiendo caricias y halagos de enanos y demás hombres de placer de la corte.
Existen al menos dos retratos conocidos de la perrilla de Velázquez. Una en un retrato real y el otro, hecho por Juan de Pareja poco después de la muerte de Velázquez. (De Pareja, a quien llamaban «el mulato», fue esclavo de Velázquez pero también su alumno aventajado de pintura).
El otro día, viendo la exposición temporal sobre Velázquez en el Museo Museo Nacional del Prado, llegué a una conclusión personal: El retrato del príncipe Felipe Próspero es el retrato de aquella perrilla, con el añadido del príncipe, que debía aparecer en el cuadro por puro imperativo, y del trapo que se ve al fondo. El príncipe, insisto, es secundario en la historia que cuenta el cuadro, pero el pintor no podía hacer esto demasiado obvio y pintó el ropaje tan historiado con un alarde de virtuosismo que quita el hipo. Todo tiene que ver con la proporción áurea, que tan bien conocía los antiguos maestros. Platón decía que es imposible combinar bien dos cosas sin que exista una tercera; hace falta una relación entre ellas que los ensamble, y la mejor ligazón para esta relación es el todo. La suma de las partes como todo es la más perfecta relación de proporción.

Pongo dos ejemplos de proporción aúrea. En el primero está claro cual es el punto de interés en la composición… en el segundo, el retrato del príncipe, he colocado la plantilla de la regla áurea… y voilà! ¿A quién pintó Velázquez como punto de interés? La viveza de esos ojillos enternecen al espectador, y técnicamente está pintada con pocos brochazos y sin detalles, al estilo del más puro Velázquez.

A todo esto. Mientras veía este cuadro precioso recibí una foto que Irina me envió por el Whatsup: Alguien ya me estaba esperando a mi hora habitual.
Por cierto, este retratista le debe un retrato. Le tengo especial cariño a esta perrilla.

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