Se había puesto traje y corbata, se había peinado hacia atrás, con gomina, y llevaba en las manos un folleto de colores con un tema extraño que había cogido a la entrada de la convención. Esperaba que todo hiciera su

Me despido de un año raro, raro. Casi tan raro como a la niña a la que el pelo le crecía siete centímetros cada vez que había luna llena, o como esos dos hermanos cuyo padrastro los tenía encerrados porque se

El pintor sevillano Diego Velázquez tenía una perrilla. Nadie sabe cómo se llamaba, no quedan registros. Lo que sí sabemos es que Velázquez le tenía especial cariño. Podemos imaginar al pintor llegando a palacio con su mascota, que terminaría recibiendo